
Me gustan mucho tus ojos, excesivos y atolondrados, vulnerados de una secreta tristeza, a veces visitados por una luz que viene del cielo y a veces embarcados en tortuosas expediciones al abismo. Me gusta su claridad ofuscada, su candor de trigo y su dolor de lenta espina, me gusta también cómo te los maquillas, con ese espolón de rímel que, en la soledad de los camerinos, te hará llorar unos lagrimones negros, lagrimones de yacimiento carbonífero, lagrimones de minero que se ha extraviado en los pasadizos de una mina y siente que empieza a faltarle el aire. E imagino que nunca te los enjugarás, dejarás que se sequen sobre tus mejillas como zarpazos de sombra: tears dry on their own.
No hay comentarios:
Publicar un comentario